Mientras las fuerzas rusas junto a las milicias locales realizaron bombardeos tácticos y pequeños avances en varias localidades de Donetsk, el presidente ruso advirtió que no rechazaba el diálogo pero que la operación militar especial se irá profundizando.
El presidente ruso, Vladimir Putin, advirtió este jueves que la ofensiva militar lanzada por su país en Ucrania aún no había empezado “en serio”, mientras que las fuerzas rusas realizaron bombardeos tácticos varias localidades en la cuenca del Donbass, entre ellas la ciudad de Kramatorsk, en su avance para terminar de conquistar el este de Ucrania, incursiones que según las autoridades militares ucranianas causaron al menos la muerte de ocho civiles en distintos episodios.
Al mismo tiempo, en el plano diplomático los gobiernos de los dos países reaccionaron frente a la crisis en el Reino Unido, donde el premier Boris Johnson anunció su renuncia al Partido Conservador que, por añadidura, lo deja en incapacidad de gobernar.
“Todos deben saber que aún no hemos empezado en serio” la ofensiva en Ucrania, dijo Putin durante una reunión con los líderes de los grupos parlamentarios rusos, retransmitida por televisión, según recogió la agencia AFP.
Y agregó: “Al mismo tiempo, no rechazamos mantener negociaciones de paz, pero quienes las rehúsan deben saber que les será más difícil llegar a un acuerdo con nosotros”.
También desafió a las potencias occidentales que apoyan a Kiev a intentar derrotar a Rusia “en un campo de batalla”.
“Oímos actualmente que (los occidentales) quieren derrotarnos en un campo de batalla”, comentó, en tono desafiante. “¿Qué decirles? ¡Que lo intenten!”, declaró, después de acusar a “todo Occidente” de haber desatado una “guerra” en Ucrania.
Según Putin, la intervención de Rusia en ese país marca el inicio de un giro hacia un “mundo multipolar”, un proceso que “no se puede parar”.
En el plano de los combates, las fuerzas rusas, que han avanzado estas últimas semanas en el Donbass, afirman controlar toda la región de Lugansk, de manera que, si logran ocupar lo que resta de Donetsk, contarán con el control absoluto de la rica cuenca minera, que ya estaba parcialmente en manos de los separatistas prorrusos desde 2014.
En esta provincia, Sloviansk y su ciudad gemela Kramatorsk se anuncian como los próximos objetivos de las fuerzas rusas, que invadieron Ucrania hace más de cuatro meses.
En Kramatorsk, capital de Donetsk, una explosión dejó un gran cráter en un patio situado entre un hotel y edificios residenciales, constataron periodistas de la agencia AFP.
Los cronistas reportaron el cadáver de una persona y varios heridos, así como dos automóviles en llamas.
“Bombardeo contra la parte central de Kramatorsk. Hay víctimas”, anunció en Facebook el alcalde de esta ciudad, Oleksandr Goncharenko, instando a la población a permanecer en los refugios antiaéreos.
“El peligro todavía no pasó”, agregó.
El gobernador de Donetsk, Pavlo Kirilenko (leal a Ucrania), reportó que los disparos de artillería y lanzamisiles mataron en las últimas horas al menos a siete civiles en varias localidades de la región.
“El enemigo intenta lanzar ataques en dirección a Sloviansk”, bombardeando las localidades vecinas, indicó el jueves el ejército ucraniano.
El martes, misiles rusos alcanzaron y destruyeron parte del mercado en el centro de Sloviansk, donde murieron dos personas.
El alcalde de la ciudad, Vadim Liakh, informó que la evacuación de la ciudad se estaba llevando a cabo. “Sacamos a gente cada día”, dijo.
El miércoles quedaban todavía en la ciudad unas 23.000 personas, de las 110.000 que vivían en ella antes de la guerra, indicó Liakh, quien precisó que desde el inicio del conflicto hubo 17 muertos y 67 heridos.
En el plano geopolítico, la renuncia del primer ministro británico, Boris Johnson, como líder del Partido Conservador, un paso previo a su salida del poder, sacudió la escena internacional.
Johnson es uno de los líderes occidentales que más ha apoyado a Ucrania ante la intervención rusa, y la presidencia ucraniana le agradeció su respaldo en los “momentos más difíciles”.
Mas tarde, el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, lo llamó para expresarle su “tristeza” por su dimisión.
“No dudamos de que el apoyo del Reino Unido continuará, pero su liderazgo personal y su carisma lo hicieron especial”, dijo Zelenski.
El Kremlin, en cambio, expresó su deseo de que “gente más profesional” llegue al poder en el Reino Unido.
Esta renuncia tiene lugar la víspera de un encuentro en Indonesia de los cancilleres del G20 en la que participarán Rusia y los aliados occidentales de Ucrania.
Es probable que en ese encuentro se produzca “una confrontación bastante dura”, dijo una fuente diplomática francesa.
La tensión también aumentó entre Ucrania y Turquía después de que un carguero ruso con cereales zarpara de las costas turcas.
Ucrania, que acusa a Moscú de robar sus cosechas de trigo, asegura que el “Zhibek Zholy”, que zarpó el jueves pasado del puerto ucraniano de Berdiansk -bajo control ruso-, transportaba 7.000 toneladas de cereales obtenidas ilegalmente.
Según afirmó la agencia espacial estadounidense (NASA), basándose en datos satelitales, Rusia controla un 22% de las tierras agrícolas de Ucrania.
Tras estar inmovilizado desde hace casi una semana en Turquía, a pedido de las autoridades ucranianas, este jueves regresó a Rusia.
Las autoridades ucranianas lamentaron que el barco pudiera zarpar y pidieron explicaciones a Ankara.
“Lamentamos que el navío ruso ‘Zhibek Zholy’, cargado con cereales ucranianos robados, haya sido autorizado a abandonar el puerto de Karasu pese a las pruebas (…) presentadas a las autoridades turcas”, tuiteó el portavoz de la diplomacia ucraniana, Oleg Nikolenko.
“El embajador de Turquía en Kiev será invitado (al ministerio ucraniano de Relaciones Exteriores) para aclarar esta situación inaceptable”, añadió.
Rusia admitió ayer que las autoridades turcas estaban llevando a cabo controles en el carguero.
Un miembro de la tripulación, que requirió el anonimato, citado por la agencia rusa TASS, afirmó que la carga iba a ser trasladada a otro navío para que el “Zhibek Zholy” pudiera zarpar.
El presidente turco Recep Tayyip Erdogan mantiene una relación cercana pero turbulenta con Rusia y al mismo tiempo suministra drones de combate a Ucrania.