El presidente Javier Milei asistió este viernes a un almuerzo privado en el tradicional Jockey Club, donde ofreció un discurso cargado de referencias históricas y una defensa enfática de su programa económico. Ante un auditorio de unas 120 personas, apeló a las élites a “recuperar el coraje de soñar” y reivindicó el legado de Carlos Pellegrini, a quien llamó a tomar como ejemplo.
La presencia del mandatario fue parte de un encuentro organizado por la “Mesa del Senado”, uno de los almuerzos más tradicionales del club, que una vez por mes convoca a un orador invitado.
Según pudo reconstruir La Nación, la invitación fue gestionada por el economista Agustín Monteverde, cercano al oficialismo. En su exposición, Milei le obsequió a Monteverde el manuscrito de su discurso tras el evento. El clima fue distendido, con asistentes que se acercaron para saludar al presidente y tomarse fotos.
Durante su intervención, Milei comenzó con una anécdota del final del mandato de Pellegrini —primer presidente del Jockey Club, en 1882— y trazó un paralelismo con la situación actual del país. Citó el libro Volver a ser grandes, de Federico Domínguez, como marco para defender su visión liberal de la economía y elogió el rumbo que, según dijo, inició en diciembre pasado: “Estamos retomando el modelo de la libertad, de la abundancia y de la generación de riqueza”.
El mandatario sostuvo que el país debe dejar atrás “la mentalidad de la escasez y redistribución que tanto daño le ha hecho” y apeló directamente a su audiencia: “Es momento de que las élites recuperen el coraje de soñar”. Luego, agregó: “No se me ocurre mejor lugar que este para mencionarlo, porque ustedes pueden ser la punta de lanza de este nuevo país”.
En un pasaje enfático, Milei interpeló a los presentes: “Ahora que es momento de volver a arriesgar, invertir y crear como nuestros abuelos y bisabuelos, son ustedes los encargados de portar la antorcha que les fue legada. Cuentan con el capital, el tiempo, los contactos y el conocimiento para comenzar a reconstruir la Argentina”. El cierre fue con un llamado a no resignarse: “Si no soñamos por nuestra cuenta con una Argentina próspera, los malos van a soñar por nosotros. Pero no sueñan con el futuro que imaginamos, sueñan pesadillas de miseria y sujeción”.