El organismo modificó el Reglamento de Inspección de Productos de Origen Animal para incorporar nuevos ingredientes y proporciones en la fabricación de embutidos.
El Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) aprobó una actualización del Reglamento de Inspección de Productos, Subproductos y Derivados de Origen Animal, mediante la Resolución 849/2025, publicada este viernes en el Boletín Oficial. La medida introduce cambios en el capítulo referido a los chacinados, con el objetivo de adecuar las normas a los avances tecnológicos y las prácticas actuales de la industria.
Según el texto oficial, firmado por la presidenta del Senasa, María Beatriz Giraudo Gaviglio, la modificación se basa en la necesidad de incorporar una lista de ingredientes que mejore la funcionalidad de los productos sin alterar su genuinidad ni las expectativas del consumidor.
El organismo consideró que la legislación vigente “carece de la especificidad y la actualización” necesarias para contemplar las innovaciones del sector.
Qué proporciones dispone la resolución
En ese sentido, la resolución autoriza el uso de proteínas de origen animal y vegetal -incluidas la harina de soja texturizada, aislados y concentrados proteínicos- en distintas proporciones según el tipo de producto. También se fijan límites máximos de almidón y colágeno permitidos en los chacinados frescos, secos y cocidos.
El nuevo artículo 16.5.12 del reglamento establece las siguientes proporciones:
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Almidón: hasta 5% en chacinados frescos, 3% en secos y 10% en cocidos.
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Proteínas vegetales (como soja texturizada o harinas vegetales): hasta 2% del peso total del producto terminado. Si el agregado supera ese porcentaje, hasta un máximo del 10%, deberá declararse con la leyenda “…con soja” en la denominación de venta y especificar el porcentaje en la lista de ingredientes.
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Proteínas animales (como carne de cerdo en polvo, colágeno u otras proteínas): hasta 3% del peso total. En el caso del colágeno, el límite es de 1%.
Qué dicen desde el Senasa
El Senasa señaló que los cambios buscan “balancear la necesidad de optimizar algunas cualidades funcionales sin que se pierda el carácter identitario de los productos”.
Además, destacó que el crecimiento del mercado mundial de proteínas vegetales, en particular la proteína de soja texturizada, motivó la inclusión de este tipo de ingredientes por sus propiedades nutricionales y tecnológicas.
