Bolsonaro declarado “golpista” por uno de los ministros de la Corte Suprema de Brasil

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El Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) de Brasil comenzó este martes a deliberar en el juicio que se le sigue al expresidente Jair Bolsonaro por su rol en lo que fue entendido como un golpe de Estado fallido contra su sucesor, Luiz Inácio Lula da Silva, perpetrado tras las elecciones generales de 2022.

Bolsonaro podría ser condenado a 40 años de prisión si es declarado culpable, por lo que no es un detalle menor que el juez del TSJ a cargo de la investigación, Alexandre de Moraes, afirmó que el expresidente de Brasil planeó “detalladamente” el asesinato de Lula da Silva para instaurar una “dictadura”.

Durante su participación en la Primera Sala del Tribunal Supremo De Moraes sostuvo que “ese plan está ampliamente comprobado en los autos”, y hasta habló de un “exceso de pruebas” contra Jair Bolsonaro.

De Moares se refirió también al plan “Puñal verde y amarillo” -cuya existencia confirmó el general retirado del Ejército Mário Fernandes- que Bolsonaro urdió para asesinar no sólo a Lula da Silva sino también a su vicepresidente, Geraldo Alckmin.

Incluso De Moraes estaba en la lista de posibles víctimas de Bolsonaro porque antes de ser relator del TSJ fue titular del Tribunal Superior Electoral de Brasil, órgano clave durante el cuestionado escrutinio de 2022.

Por eso este martes el juez describió que los llamados “kid pretos”, miembros de las fuerzas especiales, “estructuraron ese plan para atentar contra la vida” de Lula da Silva, Alckmin y De Moraes, con “armamento pesado del Ejército brasileño”.

A través de Mário Fernandes, que fue miembro de la Secretaría General de la Presidencia entre 2019 y 2022, durante el mandato de Jair Bolsonaro, la justicia de Brasil supo de “un plan tan detallado en el que se habla de armamento que sería usado, de posibles daños colaterales”, según De Moraes.

De hecho, Fernandes habría impreso el plan con lujo de detalles en noviembre de 2022, en una oficina del Palacio de Planalto, que es la sede del gobierno federal de Brasil, y lo habría llevado al Palacio de la Alvorada, que es la residencia oficial del presidente en Brasilia.

“El plan no se imprimió en una caverna, en una sala de terroristas. Fue impreso en el Palacio de Planalto, en la sede del gobierno”, remarcó el juez que investigó a Jair Bolsonaro.

El voto de De Moraes es sólo el comienzo: el resto de los jueces que integran el TSJ de Brasil deberán presentar sus posturas para el viernes de esta semana, lo que dejaría cementado el veredicto.

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