Sin embargo, considera que el régimen de responsable inscripto sigue siendo “el lugar donde se cobijan los cuentapropistas y profesionales” ya que quien se encuentra en la categoría máxima de servicios, que podría facturar hasta $35 millones, terminaría abonando “nada más que el 5% en concepto de ingresos”, mientras que los autónomos “llegan fácilmente al 35%”. En ese sentido, advierte que las empresas “van a tender a intentar contratar personal bajo esta metodología” para paliar el impacto de la posible suba del impuesto a las Ganancias. “Quienes están dentro del monotributo desde ningún punto pueden imaginar salir, por eso se complica cuando hay alguna exclusión. Sigue habiendo una importante inconsistencia donde hay un nicho de beneficio fiscal para los monotributistas”.
Si bien Fraga explica que actualmente se mantiene el sistema para amortiguar la transición al régimen autónomo, se detecta una “razón histórica” para la discriminación impositiva entre unos y otros: “Los dependientes tienen más restricciones en los gastos deducibles”. Pero los autónomos también están limitados por AFIP, aunque tengan “cierta flexibilidad mayor” para deducir gastos. “No se justifica que a igual capacidad contributiva el impuesto los castigue de manera diferente”, entiende el especialista.
En ese sentido, Sebastián Domínguez, de SDC Asesores Tributarios, reconoce que en el proyecto los descuentos -MNI, deducciones especiales, cónyuge, hijos, etcétera- también se aplican a este universo y los tramos de las escalas también buscan actualizarse. Pero lo que debería realizarse, según su mirada, es aumentar la deducción especial incrementada en 3,8 veces, tal como se le aplica a los empleados. “Eso es lo que siempre se ha pedido, el tratamiento igualitario”, concluye el especialista.
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