La ex vicepresidenta comenzó este miércoles a las 09:40 con su declaración en calidad de testigo y, como primera pregunta, habló sobre el clima de violencia que considera que se vivía los meses previos al intento de asesinato que sufrió el 1 de septiembre de 2022.
“Es de público y notorio. Inclusive después de la pandemia los episodios fueron in crescendo, recuerdo guillotinas en la Plaza de Mayo, bolsas mortuorias en Casa Rosada, a mi casa en Juncal y Uruguay periódicamente cada semana o 15 días venía una combi de la cual bajaban señoras y señores un poco más grandes, ponían marchas militares e insultaban durante un buen rato”, relató.
En este contexto, la ex mandataria recordó la destrucción de su despacho en marzo del mismo año mientras se discutía el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, y que, en paralelo, se habían distribuido por la Ciudad carteles con su rostro donde se la responsabilizaba por 35 mil muertes durante la pandemia.
“Había mucha violencia. Curiosamente, todos esos grupos, a partir del atentado, desaparecieron. A partir de ese 1 de septiembre no fueron nunca más esas personas. Ese era el clima que se vivía antes del atentado. Finalmente concluyó con el intento fallido, con el tiro que no salió”, señaló.
Al avanzar en su declaración, sumando contexto, la ex funcionaria aseguró que durante su paso como presidenta sufrió “violencia simbólica y no tan simbólica” y, entre otras cosas, mostró las tapas y publicaciones de algunos medios, sobre los que afirmó que la agredían por su “condición de mujer”.
“Todos saben que no soy feminista, pero de las feministas ninguna creyó que me estaban agrediendo por mi condición de mujer, nunca nadie dijo nada de esto”, reprochó y remarcó: “Sigo siendo la única mujer electa presidenta. Sufría estas agresiones en mi condición de mujer”.
Luego, agregó: “No es una cuestión de querer hacerse la víctima, son datos duros y objetivos. A ningún hombre presidente lo caricaturizaron de esta manera, nunca jamás. Fue una violencia simbólica no tan simbólica”.
Al ser consultada sobre si considera que la violencia en su contra se exacerbó tras la acusación de Diego Luciani, quien la señaló por presunta corrupción en el marco de la causa “Vialidad”, aseguró: “Sin lugar a dudas. Contribuyó al clima de violencia de una manera indubitable”.
“No tengo ninguna duda de que fue el desencadenante”, insistió y luego agregó: “Solamente en la hipérbola argentina puede suceder lo que está sucediendo, que cuando entra mi persona a un rol de acusada o de víctima se le queman a todos todos los códigos penales, todos los códigos de procedimiento y hasta la Constitución”.
En línea con la “Pista Milman”, Cristina recordó el momento en el que el diputado presentó un proyecto cuestionando la cantidad de custodia que tenían los funcionarios y señalando que este dijo “no sea cosa que alguien intente matarla y después quieren presentarla como una víctima”.
“Gerardo Milman, casi como un Nostradamus contemporáneo, deben ser las fuerzas del cielo, presentó un proyecto el 15 o 17 de agosto, criticando la custodia y apeló a una fraseología que decía algo así como ‘Sin Cristina, hay peronismo. Y sin peronismo, hay Argentina’, creo que así terminaba el proyecto”, indicó.
Asimismo, recordó el momento en el que trascendió que el legislador habría dicho: “cuando la maten, voy a estar en la costa”, y que los celulares de sus secretarias fueron borrados por el actual Director de Tecnología del Ministerio de Seguridad en el que en ese momento era el estudio de Patricia Bullrich.