Alemania, el país europeo más dependiente del gas ruso, comenzó a implementar una serie de medidas excepcionales para reducir cuanto antes su consumo de energía ante el temor de que Rusia cierre definitivamente el grifo, que van desde imponer duchas frías a sus habitantes hasta alejarse de sus metas ecologistas con la reapertura de plantas de carbón.
Hannover, en el noroeste de Alemania, fue pionera en el anuncio de medidas de ahorro energético y, la semana pasada, ya no hay agua caliente en las duchas y baños de los edificios y centros de ocio administrados por la ciudad.
Además, la calefacción en los edificios municipales en la capital de Baja Sajonia solo funcionará a un máximo de 20°C y solo entre el 1 de octubre al 31 de marzo, mientras que los empleados no podrán usar ni calefactores y aires acondicionados portátiles.
“La situación es impredecible”, dijo el alcalde de Hannover, Belit Onay, de Los Verdes. “Cada kilovatio hora cuenta”, subrayó, informó The Guardian.
En la capital de Alemania, Berlín, 200 monumentos históricos y edificios municipales quedaron sumidos en la oscuridad luego de que el gobierno local decidiera apagar la luz durante la noche. La medida dejó a oscuras a la Columna de la Victoria en el parque Tiergarten, la Iglesia Memorial en Breitscheidplatz y el Museo Judío, entre otros.
Múnich, en el sur de Alemania, apagará los focos de su ayuntamiento en la plaza Marienplatz y solo tendrá agua fría en las oficinas municipales.
Núremberg está cerrando tres de sus cuatro piscinas cubiertas administradas por la ciudad y mantendrá abiertas sus piscinas al aire libre hasta el 25 de septiembre, agregó The Guardian.
Regreso al carbón
Las medidas de ahorro de energía van en consonancia con el pedido de la Comisión Europea (órgano ejecutivo de la Unión Europea) a todos los países miembros de reducir en un 15% en consumo para poder hacer frente a un eventual corte total del gas por parte de Rusia.
Además de la industria, Alemania destina la mayor parte de sus importaciones de gas para la calefacción de viviendas, pero también cubre con ellas alrededor del 15% de sus necesidades eléctricas.
Las medidas implementadas por Alemania para reducir su dependencia energética de Rusia incluyen, además, el regreso a energías contaminantes como el carbón, algo que aleja al gobierno de coalición, conformado por los socialdemócratas, los liberales y los verdes, de sus metas ambientales.
El Parlamento aprobó, semanas atrás, una ley de emergencia para la reactivación de centrales eléctricas de carbón, una decisión calificada de dolorosa pero necesaria por el ejecutivo.
La propia Comisión Europea en su plan de reducción del consumo energético alentó a los gobiernos europeos a reconsiderar el cierre de ese tipo de plantas y de las basadas en energía nuclear.
En Alemania, las facturas de gas se duplicaron desde el inicio de la guerra en Ucrania y podrían hasta cuadriplicarse durante el invierno, alcanzando aumentos equivalentes a un mes de sueldo.