Hasta agosto de 2023, el empleo registrado mostraba una tendencia de crecimiento sostenido que se extendió durante 37 meses consecutivos. Esa dinámica positiva se interrumpió en septiembre, en un contexto de creciente incertidumbre política y económica por las elecciones.
Desde entonces, el escenario se agravó. La contracción de la economía impactó de lleno en el mercado laboral. A partir de agosto de 2024, la evolución del empleo fue oscilante, con meses de recuperación seguidos por otros de caída. Incluso cuando algunos indicadores comenzaron a mostrar cierta reactivación económica, ese repunte no se trasladó al empleo.
Entre los sectores más afectados, la construcción lidera el deterioro: desde diciembre, se perdieron 61.956 puestos, lo que equivale al 53,7% del total de empleos destruidos. Esta drástica caída está directamente relacionada con la decisión oficial de frenar la obra pública.
También la industria manufacturera experimentó una baja considerable, con 4.162 empleos menos en marzo. La misma tendencia negativa se observó en ramas como agricultura, ganadería, caza y silvicultura (-2.088), y en educación (-1.185).
En contraposición, algunas actividades lograron sumar trabajadores, aunque en magnitudes menores que no permitieron compensar las pérdidas. El comercio sumó 1.871 puestos, hoteles y restaurantes incorporaron 1.696, y los servicios comunitarios, sociales y personales crecieron en 743 empleos.
Por su parte, el sector público tampoco escapó al ajuste. A marzo de 2025, la planta estatal se componía de 3.408.521 trabajadores. En dicho mes se dieron de baja 802 empleos, y el total de puestos eliminados desde diciembre de 2023 alcanza los 58.210, considerando los tres niveles de gobierno. En suma, entre el ámbito privado y el público, la pérdida acumulada desde que Javier Milei asumió la presidencia llega a 173.563 empleos formales.