Los españoles votaban este domingo para elegir su nuevo Gobierno en comicios generales en los que la derecha es favorita a vencer al Ejecutivo progresista saliente del presidente Pedro Sánchez, aunque podría tener que aliarse con la extrema derecha.
Sánchez, en el poder desde 2018, anticipó las elecciones luego de que su Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y su socio de coalición, la agrupación de izquierda Unidas Podemos, sufrieran una dura derrota en comicios locales y regionales en mayo.
La mayoría de los sondeos muestran al opositor y derechista Partido Popular (PP), que ganó las elecciones de mayo, con la mayor intención de voto, aunque necesitando probablemente al partido de extrema derecha Vox para formar Gobierno.
“Lo que vaya a suceder hoy aquí va a ser muy importante, no solamente para nosotros, lógicamente, sino también para el mundo y para Europa”, afirmó Sánchez, el presidente del Gobierno saliente, tras votar en un colegio en Madrid.
“Tengo buenas vibraciones”, afirmó Sánchez, quien pidió “una participación histórica” para que el próximo “sea un gobierno fuerte para que España pueda avanzar”.
Bajo un calor sofocante, el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, dijo que España estaba a las puertas de un cambio.
“España puede iniciar una nueva época y espero y deseo que los españoles decidan en libertad, como lo estamos decidiendo hoy, a pesar insisto de las condiciones climatológicas”, dijo Núñez Feijoó a periodistas luego de votar.
Santiago Abascal, jefe de la formación de extrema derecha Vox, auguró para su partido “un resultado heroico”, al tiempo que llamó a la participación para que “se produzca un cambio de rumbo”, informó la agencia de noticias AFP.
Una coalición entre el PP y Vox implicaría un retorno de la extrema derecha al Gobierno de España por primera vez desde que el país hizo su transición a la democracia tras la muerte del dictador Francisco Franco luego de casi 40 años en el poder, en 1975.
También daría un firme giro a la derecha en otro país de la Unión Europea (UE), siguiendo una tendencia vista ya recientemente en Suecia, Finlandia e Italia.
Países como Alemania y Francia están preocupados por lo que este viraje podría significar para las políticas inmigratorias y climáticas del bloque europeo.
El PSOE y Unidas Podemos, de centroizquierda e izquierda, respectivamente, son pro-UE. En el bando de la derecha, el PP también es europeísta, pero Vox se opone a lo que describe como interferencia de la UE en los asuntos de España.
Los comicios llegan en momentos en que España ejerce la presidencia temporal de la UE.
Unos 37,5 millones de electores están habilitados para votar y renovar el Parlamento, que a su vez elige al Ejecutivo y a su primer ministro.
Las mesas estaban abiertas desde las 9 a las 20 (las 15 en Argentina).
Casi 2,5 millones de personas ya votaron por correo, una cifra récord, con muchos españoles de vacaciones en este caluroso verano, un contexto que podría afectar la comparecencia a las urnas.
España tiene una forma de Gobierno parlamentaria, así que ejerce el poder el partido o la alianza de partidos que logre mayoría en el Parlamento, es decir 176 bancas del total de 350.
Por lo general, la agrupación más votada es la primera en tener la oportunidad de formar Gobierno. Si no llegó a los 176 escaños, podrá aliarse con otro partido para hacerlo.
Desde 1982, el PSOE y el PP ocuparon alternativamente el Gobierno de España, con mayoría absoluta o con el apoyo externo de otros grupos políticos menores, y con el otro partido como principal grupo de la oposición.
El bipartidismo comenzó a horadarse en 2013 con la aparición de Podemos y luego en 2014 con la del partido de centroderecha Ciudadanos, y el Gobierno saliente de Sánchez es el primero de coalición desde el retorno a la democracia.
El PSOE y un nuevo movimiento llamado Sumar que incluye a 15 partidos de izquierda esperan poder hacerse con el poder. Sumar es liderado por la vicepresidenta segunda saliente, Yolanda Díaz, la única mujer entre los cuatro principales candidatos.
Como ningún partido llegaría a la mayoría absoluta, las alternativas son, básicamente, otra coalición progresista o una alianza entre la derecha y la extrema derecha.
Abascal dijo que esperaba una “movilización masiva (de votantes) que permita a España cambiar de dirección”. Su partido, Vox, es una escisión del PP surgida en 2013.
Tras las elecciones de mayo, PP y Vox pactaron gobiernos locales y regionales en los que la extrema derecha mantuvo sus posturas más polémicas, como el cuestionamiento de la noción de violencia de género, su rechazo al movimiento LGBT y la negación del cambio climático.
Sánchez ha dicho que tal posibilidad sería “un retroceso para España”, con la derecha y la extrema derecha prometiendo revertir buena parte de los logros legislativos de estos últimos años.
Podemos, el socio incómodo de Sánchez desde inicios de 2020, fue absorbido y sustituido este año por Sumar, la formación de Díaz, que es comunista y fue ministra de Trabajo en el Gobierno saliente.
Ciudadanos, que tiene nueve diputados en el Parlamento saliente, está en franco declive, y no presentó candidatos.
Télam