Argentina se suma a la propuesta de Lula da Silva para integrar la Alianza Global contra el Hambre y la Pobreza. La tensión se mantuvo hasta último momento porque el presidente Javier Milei llegó a la cumbre del G20 en Río de Janeiro con una postura totalmente opuesta al plan, al que adhirieron todos los países participantes de la cumbre.
Contra el pronóstico inicial, el Gobierno finalmente firmó y se sumó a la Alianza Global contra el Hambre, a la que adhirieron 82 países, dos bloques regionales (la Unión Europea, la Unión Africana), 24 organizaciones internacionales y 9 instituciones financieras internacionales (incluyendo el Banco Mundial) y 31 organizaciones filantrópicas, entre las que se cuentan las fundaciones Rockefeller y Bill & Melinda Gates, según el documento final publicado por Brasilia.
La alianza de países busca implementar estrategias para combatir la pobreza y la hambruna en el mundo. Sin embargo, la adhesión de Argentina se realizó bajo condiciones específicas que reflejan las políticas de Milei, orientadas al mercado y la reducción del intervencionismo estatal.
Aunque el gesto de Milei fue visto como una forma de no quedar excluido de un acuerdo multilateral importante, la postura final del Gobierno dejó claro que si bien participará de esta coalición, no aceptará medidas colectivas o programas específicos que no estén alineados con su visión económica.
En su comunicado oficial, la Argentina enfatizó que su enfoque será diferente al de otros miembros, destacando la importancia de reformas de mercado que respeten los derechos individuales, y tomando distancia de políticas socialistas que, según el gobierno argentino, han demostrado ser ineficaces en la lucha contra la pobreza y el hambre.