Ese derrotero deja un saldo contundente. Según la serie del salario real elaborada por Campos a partir del RIPTE y de los índices de inflación del INDEC y de la Dirección de Estadística porteña, el poder de compra de los asalariados formales en enero de este año fue 42,6% menor al de octubre de 2015.
Según el índice RIPTE, el salario bruto promedio fue de $555.269 en enero, que en términos netos equivale a alrededor de $460.000. Así, un salario formal promedio quedó 23% abajo del costo de la canasta básica total para un hogar tipo de cuatro integrantes (que en enero fue de $596.823), es decir, de la posibilidad de evitar que su familia no se ubique en situación de pobreza.
Las perspectivas para este año, atravesado por la muy elevada inflación y la caída de la actividad con pérdida de empleo, no auguran una pronta recuperación de los ingresos. Así lo proyectó la Fundación Capital, la consultora fundada por Martín Redrado, que prevé una caída de dos dígitos para todos los sectores en 2024. Pese a la activación de negociaciones paritarias más cortas, estima que el poder adquisitivo de los asalariados formales del ámbito privado perderá otro 10,5% interanual.
Por fuera de este segmento, la crisis salarial proyectada por la fundación es aún más aguda. Para los estatales, afectados por el ajuste del gasto público, anticipa una caída del 21,3% interanual. Para los informales prevé un desplome del 25%.
Salarios e impacto recesivo
Este deterioro de los salarios, en combinación con el ajuste vía licuación de las jubilaciones y pensiones, es la contracara de la agudización del escenario recesivo. Según cálculos del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF), en el primer bimestre del año el recorte real del gasto primario fue del 33,6% interanual. Del ajuste total, las jubilaciones y pensiones aportaron el 43% y los salarios de los estatales, el 5%. El impacto de la licuadora sobre los haberes es tal que “un jubilado con la mínima va a terminar marzo con una pérdida de poder adquisitivo del 43% respecto al mismo periodo del año 2023”, advirtió el IARAF.
El colapso de los ingresos es la contracara de la parálisis del consumo. Por caso, la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), relevó una caída de las ventas minoristas en pymes del 25,5% interanual en febrero.
A su vez, esto agudiza el deterioro de la actividad. El INDEC informó este miércoles un desplome del 12,4% interanual en la actividad industrial durante enero y del 21,7% en la construcción, afectada por el parate de la obra pública. Y los indicadores adelantados de febrero muestran una continuidad de las caídas: el patentamiento de motos (13,7% interanual) y el de autos (18,7%), la fabricación de vehículos (19%), la venta de insumos para la construcción según el Índice Construya (29%) y la recaudación de IVA DGI (12,6%).
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