El fiscal de la causa había sostenido que era “inviable” que cura cumpliera el resto de la condena en libertad. El sacerdote sostuvo que es “inocente” y que sería “útil para la sociedad”.
Durante la audiencia, que se llevó a cabo desde esta mañana y en la cual el cura estuvo presente vía Zoom, el fiscal Mario Ravizzini había sido contundente al oponerse al pedido de libertad condicional: “Señor Grassi, usted no puede estar en libertad bajo ningún punto de vista y solicito que se rechace absolutamente la petición del imputado”, le expresó, remarcando que no hubo arrepentimiento por parte del sacerdote sobre los hechos por los que fue condenado.
Los fundamentos de la decisión judicial se darán a conocer el lunes 2 de septiembre a partir de las 12. El cura podrá apelar.
En 2009, el padre Grassi fue sentenciado a 15 años de prisión, por los delitos de abuso sexual agravado por ejercer el rol de sacerdote, estar encargado de la educación y la guarda del menor en víctima. En el juicio se comprobó que, en 1996, atacó a dos menores que estaban en la Fundación Felices los Niños, que él había creado. En 2017, la Corte Suprema dejó firme la condena y quedó alojado en el pabellón N°6 de la Unidad Penitenciaria N°41 de Campana.
El sacerdote, de 68 años, había realizado la solicitud de libertad condicional ante el mencionado tribunal alegando buen comportamiento.
A su turno, Grassi tuvo la oportunidad de expresarse ante los jueces, donde aseguró que está preparado para la reinserción en la sociedad. Insistió en que es “inocente” y aseguró que quiere ser “abogado de justicia y defensor de pobres”.
“Tengo un sentimiento genuino de ser inocente, porque soy inocente, y estoy respetando lo que la ley me está pidiendo”, les dijo Grassi a los jueces desde la Unidad Penitenciaria N° 41 de Campana, donde se encuentra preso en un pabellón para presos con buena conducta.
El sacerdote, que durante su encierro estudió Derecho y se recibió, informó sus intenciones de mudarse a un country en José C. Paz y sostuvo: “Hice un nuevo proyecto de vida, tienen que estar tranquilos de que yo voy a ser útil para la sociedad”.
“Desde el momento de la acusación, hace 22 años, hasta ahora, no pueden decir nada de mi conducta. El abuso siempre representa una actitud de poder, daño contra una persona débil, y nada de eso ha ocurrido. Voy hacer útil a la sociedad, si la iglesia me lo permite”, reiteró y por último mencionó: “Mi esencia es ayudar y quiero hacerlo ahora como sacerdote y abogado, para ayudar a los pobres”.
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