Según datos de la Secretaría de Energía de la Nación, las ventas de combustibles llevan ocho meses consecutivos de caída y las retracciones son cada vez más profundas.
En detalle, las ventas de destilados registraron un repunte interanual del 3,22% en febrero pasado y esa fue la última ocasión en la que se observaron cifras positivas. A partir de marzo, las ventas comenzaron una seguidilla de bajas: -7,45% en marzo, -2,42% en abril, -4,05% en mayo, -12,05% en junio, -5,28% en julio, -9,16% en agosto, -11,77% en septiembre y -10,41% en octubre.
En lo que respecta puntualmente a octubre, los datos publicados por el Gobierno indican que las estaciones de servicio vendieron este año 1.434.689 m3 de nafta y gasoil, contra 1.601.453 m3 comercializados en igual mes de 2023, lo que marcó la mencionada baja del 10,41%. Una de las bajas más pronunciadas se produjo en el gasoil común, que retrocedió de 486.603 a 396.345 metros cúbicos en el período analizado, registrando una caída del 19%. Fue mucho menos llamativa la caída del gasoil premium, que sufrió un retroceso del 5%, pasando de 241.901 a 228.962 m3 comercializados dentro del país.
En lo que respecta a las nafta, la versión súper registró una caída del 1,6% en octubre pasado. Fueron 618.222 los metros cúbicos que se vendieron de ese producto en el décimo mes del 2023 y 608.071 los que se despacharon en octubre de 2024. Finalmente, la nafta premium pasó de 254.727 m3 a 201.323 m3 (-21%).
Como se puede observar, son las versiones premium las que sufrieron las bajas de ventas más fuertes en el décimo mes del año. En ese contexto, resulta inevitable pensar en el efecto que los precios están provocando sobre los niveles de venta. Cabe recordar, que en el último año se han producido subas muy marcadas en las bocas de expendio de todo el país.
Aún no hay datos oficiales que confirmen cuánto subieron los salarios en ese período, pero los últimos datos publicados por el Indec muestran que, entre septiembre de 2023 e igual mes de 2024, los ingresos de los trabajadores tuvieron un ajuste medio del 181,9%. De ahí se deduce que los combustibles subieron mucho más que los salarios y, por lo tanto, se encarecieron en términos reales.
Resulta lógico pensar que las fuertes caídas de ventas registradas en las versiones premium tienen que ver con una necesidad de ahorro por parte de los conductores. Si bien la diferencia de precios no parecen ser tan marcadas, se vuelven significativas cuando se analiza el costo de un tanque de combustible.
La menor venta de combustibles es en buena medida consecuencia de la menor dinámica en la actividad del transporte, eje central para la logística y distribución de bienes en el país. Además, se traduce en menores ingresos fiscales provenientes de impuestos asociados al expendio de combustibles.
Infobae