El papa León XIV visitó este sábado la tumba de su predecesor, Francisco, en la basílica de Santa María la Mayor, dos días después de ser elegido nuevo jefe de la Iglesia católica. Se trató de una visita que no pasó desapercibida, ya que quienes estaban en el lugar lo ovacionaron al grito de “¡Viva el Papa!”.
El vehículo papal ingresó al recinto por una entrada lateral custodiada por una reja, y en su interior el pontífice fue recibido con aplausos y el sonido solemne del himno pontificio, interpretado por una banda, según relataron medios italianos. Conmovido, León XIV se acercó a la tumba de Francisco y dejó una rosa blanca —la flor preferida de Bergoglio— como gesto simbólico. Luego, se arrodilló en silencio para rezar.
Este sábado también se dirigió al santuario de Nuestra Señora del Buen Consejo, en Genazzano, a unos 50 kilómetros de Roma. El templo, vinculado a la Orden de San Agustín —a la que pertenece el nuevo pontífice—, alberga una imagen mariana que solía visitar antes de ser electo.
Antes, tuvo una reunión clave con todos los cardenales en el Aula Nueva del Sínodo, dentro de la Santa Sede. Fue allí donde, a puertas cerradas, delineó su programa de pontificado y dejó clara su intención de continuar el camino iniciado por Francisco, reafirmando los principios del Concilio Vaticano II y destacando su adhesión a la doctrina social de la Iglesia.