Una fuente oficial le dijo a Ámbito que faltan ingresar u$s2.700 millones originalmente desde estos organismos hasta fin de año. De ese monto, u$s1.200 millones corresponden al Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que la semana pasada aprobó los primeros u$s700 millones durante la visita de Massa a Washington (los otros u$s500 millones se aprobarían en las próximas semanas). El resto corresponde Banco Mundial y otros organismos, que no venían tan demorados, según las fuentes consultadas. Por fuera de esos fondos, podrían sumarse ingresos desde China si se reactivan los giros de los bancos de ese país destinados a la construcción de las represas de Santa Cruz.
“Con los u$s3.000 millones que van a entrar del agro más los envíos de multilaterales no vamos a tener problemas en la meta de reservas de este año”, le aseguró un importante funcionario a Ámbito, quien también puso el foco en el límite a la salida de divisas. Por una parte, en el equipo económico apuntan a que los importadores refinancien los u$s7.000 millones de crédito comercial (inducido por las normas del BCRA) que vencerán en los próximos seis meses, aunque ahora bajo la modalidad de pago a definir para el SIRA: para las pymes a 60/120 días y para las grandes empresas seguirá siendo a 180 días. Por otra, apuestan a que con el nuevo sistema de control (que busca restringir la sobrefacturación, el uso de cautelares y otras maniobras para acceder al dólar oficial) se reduzca el drenaje de divisas por importaciones.
Un informe de la consultora 1816 lo resumió así: “Para alcanzar las metas de diciembre y marzo, que fueron revisadas para abajo, ahora no se necesita sumar divisas, sino evitar perderlas y eso explica la nueva estrategia. En los últimos días el Gobierno fue anunciando una mezcla de más cepo (las importaciones bajo licencias no automáticas pasaron de representar el 29% al 46% del total de compras y Economía lanzó el flamante sistema SIRA para mejorar el control de los flujos) y devaluaciones parciales (dólar turista, Coldplay, bienes de lujo). El objetivo es claro: ‘sentarse sobre las reservas’”.
De cara a 2023, cuando la meta plantea acumular u$s4.800 millones, el escenario es aún incierto. Uno de los interrogantes es si el sector sojero volverá a sentarse sobre sus granos para presionar por un tipo de cambio más elevado, como finalmente consiguieron este año. Sobre este punto, en el equipo económico señalan dos claves: por un lado, la urgencia de liquidaciones dependerá de cuánta energía haya que importar en 2023 (ahí la gran apuesta es al gasoducto Néstor Kirchner) y, por otro, esta vez los productores que retengan más del 5% de su cosecha no tendrán acceso a financiamiento en pesos a tasas subsidiadas para afrontar sus gastos, ya que en septiembre el BCRA definió encarecerlas (hoy rondan el 120% en términos efectivos). Mientras tanto, la sequía suma incertidumbre al ingreso de divisas del verano.
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