Quiebra y condenas a prisión: la caída de Giordano
El autor de la popular frase ‘¡No me peguen, soy Giordano!’, quien en pleno auge fue el estilista de figuras como Mirtha Legrand y Pampita, tuvo una estrepitosa caída. En 2009, la Justicia Comercial decretó su quiebra, pero el peluquero consiguió convertirla en concurso preventivo y, de esta manera, abrió una negociación con sus acreedores.
Sin embargo, en diciembre del 2010 dichos acreedores -la Obra Social del Personal de Peluquería, la Federación Nacional de Trabajadores de Peluquería, Estética y Afines, el Sindicato de peluqueros, el Fisco Nacional y ex empleados de su cadena comercial- rechazaron la propuesta, por lo que se efectivizó la orden de quiebra.
En 2014, tras una investigación judicial que surgió a partir de una denuncia de la AFIP, Giordano aceptó una pena de dos años y medio de prisión en suspenso para evitar ser sometido a juicio oral y público por presunta evasión fiscal. El peluquero de famosos y su contadora Carmen Colachopio de Alemany -quien acordó una pena de dos años de prisión en suspenso- fueron procesados por la supuesta omisión de aportes previsionales de empleados por un monto estimado en 450.000 pesos.
Dos años más tarde, otro revés: Giordano y otras ocho personas de su entorno consideradas como “partícipes necesarias” fueron procesadas por el delito de “quiebra fraudulenta” a través de sociedades “fantasmas” y testaferros y embargados por 57 millones de pesos cada uno. La causa se había iniciado a raíz de la denuncia de la jueza a cargo de la quiebra, Julia Villanueva, quien remitió testimonios de las actuaciones de ese expediente a la justicia penal.
Tras analizar los elementos aportados por el Ministerio Público Fiscal y el resultado de las indagatorias, el juez de instrucción señaló que había “elementos de convicción suficientes para procesar a Giordano por aparentar un estado de insolvencia que no guardaba relación con su realidad económica”. A su vez, afirmó que “la esforzada y prolija artimaña pergeñada por Giordano a la cabeza había logrado su fin: frustrar los derechos de la masa de acreedores”.
Finalmente, en 2024, Giordano fue condenado este año a tres años de prisión por ”insolvencia fiscal fraudulenta y quiebra fraudulenta”, pena que quedó en suspenso debido a su delicado estado de salud.
”Lo que hizo Giordano fue, básicamente, crear una serie de empresas falsas y sellos de goma que puso a nombre de conocidos suyos, en su mayoría empleados sin capacidad financiera. Empresas que en realidad él manejaba desde las sombras. Es decir, usó testaferros. El objetivo fue esconder en esas sociedades fantasmas 17 bienes para evitar perderlos, ya que la AFIP lo estaba investigando y él lo sabía”, había explicado fuentes judiciales.
El estilista habría utilizado testaferros con el fin de crear empresas paralelas, en las cuales no tenía responsabilidad en los papeles, pero que continuaba dirigiendo en la práctica: ”Una vez que hizo todo eso, la empresa que él reconocía como propia, ASPIL S.A., quedó vacía, es decir, solo quedó el cascarón: sin empleados, sin bienes, sin absolutamente nada. Mientras tanto, seguía ahí acumulando deudas, no pagaba impuestos, evitaba abonar las cargas sociales. Si le hacían juicio, ya no tenía nada a su nombre, lo había pasado todo a las empresas truchas. Esa es la maniobra. La realidad es que es muy común que se haga esto solo que él lo llevó al paroxismo”, concluyeron.
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