Tres zonas públicas permiten nadar en el Sena desde julio. La medida coincide con una ola de calor y estrictos controles de calidad del agua.
Riesgos por lluvias y bacterias
Los períodos de lluvia prolongados pueden generar un aumento de bacterias como E.coli, ya que saturan las tuberías y provocan que aguas residuales sin tratar lleguen al río. Esto obliga a cierres temporales, que este verano sumaron casi dos semanas.
Seguridad y condiciones del río
El operativo de seguridad en las zonas habilitadas para el baño en el Sena incluye la presencia de socorristas que supervisan constantemente el perímetro y utilizan silbatos para impedir saltos o salidas fuera del área autorizada. La profundidad del río, que varía entre 3 y 5 metros, y la presencia de corriente hacen obligatoria la utilización de boyas para todos los nadadores.
Aunque el agua puede presentar un tono turbio, se realizan análisis diarios para verificar que cumpla con los estándares europeos de calidad. Estas medidas, junto con el control de aforo y la delimitación del espacio, buscan garantizar que la experiencia sea segura y adecuada para los miles de visitantes que acuden durante la temporada de verano.