“El trabajo constituye un derecho fundamental que construye la vida propia y la del grupo familiar, y sostiene el tejido social”, expresaron los obispos en su declaración fechada el 5 de agosto, en el marco de la festividad que se celebra cada 7 de agosto.
El mensaje destaca que la devoción a San Cayetano es una expresión profunda de fe, esperanza y solidaridad de un pueblo que no se resigna ante el sufrimiento y que sigue confiando en la intercesión del santo para alcanzar las gracias más urgentes.
El empleo como eje de justicia social
En un contexto económico desafiante, los obispos señalaron que todo plan económico debe tener como prioridad cuidar el empleo y las fuentes laborales. “Ninguna medida puede considerarse exitosa si implica que los trabajadores pierdan su empleo o vivan con angustia e incertidumbre sobre su futuro”, afirmaron.
La declaración también reconoce y valora todas las formas de trabajo, desde el empleo formal hasta los emprendimientos familiares, la economía popular, el reciclado y las changas, subrayando que toda actividad que permita llevar dignamente el pan a la mesa debe ser “reconocida, acompañada y protegida”.
Una oración por la esperanza
Los obispos piden especialmente la intercesión de San Cayetano para que no falte el trabajo digno en los hogares argentinos y para que quienes hoy están desocupados o en condiciones precarias encuentren nuevas oportunidades.
Firman el mensaje:
Mons. Marcelo Colombo, arzobispo de Mendoza y presidente de la CEA
Cardenal Ángel Rossi, arzobispo de Córdoba y vicepresidente 1º
Mons. César Fernández, obispo de Jujuy y vicepresidente 2º
Mons. Raúl Pizarro, obispo auxiliar de San Isidro y secretario general
La Iglesia Católica renueva así su llamado a la justicia social y a la esperanza activa, en una fecha profundamente significativa para la espiritualidad del pueblo argentino.