Con la declaración del secretario de Cristina Fernández de Kirchner y otros cuatro testigos, este miércoles 31 de julio se reanuda el juicio que investiga el intento de asesinato de la expresidenta. Con reclamos por la falta de avances en la pesquisa por la autoría intelectual, el debate seguirá centrado en las circunstancias del ataque del año 2022. Además, se va a peritar por tercera vez el celular del principal acusado Fernando Sabag Montiel.
La cuarta audiencia del debate que comenzó el 26 de junio pasado comenzará con la declaración de Diego Emiliano Bermúdez Bringue, el secretario de Cristina Kirchner, quien estaba junto a ella el día que -por milagro- no salió la bala de la Bersa calibre 22. El hombre relatará lo que otros testigos ya contaron ante el Tribunal y lo que los videos exhibieron al mundo entero.
En esa misma dirección prestarán declaración bajo juramento otros cuatro militantes que presenciaron los acontecimientos en la puerta de la casa de Cristina. Se trata de Walter Oscar Ruales, Marcelo Fabián Fernández, Sofía Manusovich y Martina Cángaro. Las dos jóvenes, fueron mencionadas por el testigo Cristóbal Elgueta, el militante que logró captar el video en el que se ve el arma apuntando a la cara de la expresidenta.
En el video que circuló en todos los portales y medios nacionales e internacionales, Sofía y Martina estaban junto a él e interactuaron con la custodia de la entonces vicepresidenta después del ataque, a la que le entregaron las imágenes que hoy son prueba fundamental en el expediente.
En concreto, no quedan dudas sobre lo ocurrido en vivo y en directo para las cámaras de televisión y relatado por las personas que estaban al momento del intento de magnicidio. Es decir, está dilucidado el hecho material, aunque lógicamente deba quedar plasmado en el juicio.
Pero las numerosas pistas por la autoría material y el financiamiento de “Los Copitos” no son parte de este juicio y quedaron apartadas en un segundo tramo de la causa que aún conserva la jueza de primera instancia María Eugenia Capuchetti, sin avances significativos. Por eso, funcionarios y dirigentes cercanos a Cristina salieron al unísono a reclamar que se investigue “quién la mandó a matar”.