La venta de combustibles en el país volvió a mostrar números en rojo durante noviembre de 2025, afectada principalmente por los aumentos de precios y la pérdida de poder adquisitivo. Según datos difundidos por Surtidores.com, el mercado registró una baja interanual del 6,5%, confirmando la tendencia descendente que arrastra el sector.
Uno de los datos más fuertes del informe es el derrumbe del gasoil, el combustible clave para el transporte y la actividad productiva, que sufrió una caída del 18,6% en comparación con el mismo mes del año anterior. La baja en este tipo de combustible refleja un freno en la circulación de cargas, logística y maquinaria vinculada a la industria y el campo, sectores que dependen en gran medida del diésel para funcionar.
En valores totales, durante noviembre se comercializaron 1.376.311 m³, frente a los 1.472.085,27 m³ registrados en 2024, lo que evidencia el retroceso del consumo. Además, la comparación mensual también fue negativa: respecto a octubre, la demanda disminuyó 1,67%. Si bien el mes tuvo un día menos, la caída igual se mantuvo.
Premium estable, Súper en baja
Dentro de las categorías, el comportamiento fue dispar. Las líneas más costosas lograron resistir mejor la caída general:
Nafta Premium: +1,08% interanual
Gasoil Grado 3: +0,5% interanual
Nafta súper: -3,42%
Diésel Grado 2: -18,63%
Mientras los combustibles Premium se mantuvieron prácticamente estables, los de uso masivo retrocedieron con fuerza, lo que sugiere que el ajuste impactó con mayor peso en los consumidores particulares y en la actividad industrial.
Solo una provincia creció
De las 24 provincias relevadas, Formosa fue la única que registró un crecimiento anual, con un alza del 1,1%. El resto mostró contracción en distintos niveles. Las mayores caídas se dieron en:
Córdoba: -13,72%
Santa Cruz: -12,22%
Jujuy: -11,31%
En cuanto a las compañías, prácticamente todas sufrieron un retroceso respecto a noviembre de 2024, con la excepción de Gulf, que logró un crecimiento del 14,61% en ventas.
El panorama confirma un escenario complejo para el sector energético y el transporte, donde los sucesivos aumentos de precios, la caída del consumo y la desaceleración de la actividad productiva se combinan para presionar a la baja el mercado local de combustibles.
La tendencia será clave para observar en los próximos meses, especialmente ante posibles nuevas actualizaciones tarifarias y su impacto directo en el bolsillo y en la economía real.
