Al menos diez personas murieron y 21 se encuentran desaparecidas por las intensas lluvias registradas en el estado de Rio Grande do Sul, en el sur de Brasil, adonde viajará el presidente Luiz Inácio Lula da Silva el jueves.
El organismo reportó también 11 heridos y 19.110 afectados.
El gobernador del estado, Eduardo Leite, solicitó al Ejecutivo no solo apoyo con recursos federales como aeronaves para realizar rescates, sino con “la efectiva participación y liderazgo de quienes tienen entrenamiento para una situación de caos y de guerra”.
El gobernante explicó que la inestabilidad meteorológica continuará los próximos días, y las precipitaciones alcanzarán cotas inéditas en algunas zonas.
Los decesos registrados ocurrieron en las localidades de Encantado, Itaara, Pantano Grande, Paverama, Salvador do Sul, Santa Cruz do Sul, Santa Maria y Segredo, señaló un portavoz de Defensa Civil.
“Perdimos todo, todo, toda la comida, todo lo que teníamos dentro de la casa”, dijo a g1 Adriana Salete Gas, una vecina de la ciudad de Santa Cruz do Sul. “Nuestra casa tiene 2 metros de altura y aun así se inundó”, contó nerviosa.
En esa ciudad, socorristas se afanaban en trasladar en botes a decenas de residentes, entre ellos niños, mostraron imágenes de televisión. Muchos fueron alojados en las instalaciones deportivas de un parque, convertidas en albergue.
Las persistentes precipitaciones han dejado localidades aisladas por la caída puentes y el hundimiento de carreteras.
Las autoridades urgieron a la ciudadanía a evacuar sus hogares si se encuentran en zonas cercanas a ríos o en colinas, por riesgos de deslizamientos.
Las carreteras están interrumpidas totalmente en más de 60 puntos debido a derrumbes, inundaciones o hundimientos de las vías.
Defensa Civil concentra desde el martes sus esfuerzos en el rescate de familias atrapadas en sus viviendas, en muchos casos en los techos.
Sinimbu, un poblado de unos 10.000 habitantes en el centro de Rio Grande do Sul, se encuentra bajo agua, con calles y avenidas convertidas en ríos, de acuerdo con imágenes en medios locales.
Su alcaldesa, Sandra Backes, dijo que estaban sin internet, agua ni luz y calificó la situación como “una pesadilla”.
“Sinimbu está en un escenario de guerra, completamente destruida (…). Todas las tiendas, comercios, supermercados, todos están arrasados”, dijo en un video publicado en Instagram.
Tras una reunión del gabinete de crisis regional, el vicegobernador de Rio Grande do Sul, Gabriel Souza, manifestó una “preocupación especial” por las presas en situación de alerta, “con riesgo de rompimiento e inundaciones”.
Estimaciones preliminares señalan que las pérdidas en las zonas afectadas rondan los 100 millones de reales (unos 20 millones de dólares), agregó.
Las fuerzas armadas dispusieron aeronaves capaces de realizar vuelos nocturnos para emprender rescates en zonas de difícil acceso.
Sin embargo, las malas condiciones meteorológicas dificultan las labores en algunas localidades.
En todo el estado, unas 130.000 personas están sin agua potable y los servicios de teléfono e internet están interrumpidos en al menos 60 municipios.
El gobierno de Rio Grande do Sul advirtió el miércoles que las lluvias continuarían en las próximas horas, e incluso pueden intensificarse en algunas regiones.
Las clases fueron suspendidas en todo el estado.
El Instituto Nacional de Meteorología de Brasil indicó que el volumen total de lluvia puede superar los 100 milímetros en las próximas 24 horas en Rio Grande do Sul y el estado vecino de Santa Catarina, también en el sur.
En septiembre, al menos 31 personas murieron por el paso de un devastador ciclón en el estado.
Expertos atribuyen los fenómenos extremos y la inestabilidad meteorológica al cambio climático y una agudización del fenómeno de El Niño.
Los científicos estiman que las temperaturas globales actuales son alrededor de 1,2º C más altas en general que a mediados del siglo XIX, lo que causa un aumento de inundaciones, sequías y olas de calor.
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