En el marco de la crisis del sistema de salud, una encuesta confirmó una hipótesis sobre una de las distorsiones que suelen alimentar dicha crisis: sólo el 2,6% de personas que concurren a una guardia lo hacen por una verdadera emergencia.
El trabajo difundido por Clarín fue realizado por la Comisión de Directores Médicos de Adecra+Cedim en 28 guardias de centros de salud privados de la Ciudad, el Conurbano y el Interior del país, entre el 1 de marzo y el 31 de mayo de este año y se compartió bajo el título: “Atención y esperas en los servicios de Emergencias de centros de salud. Hora de opciones para los pacientes”.
“Las guardias de Emergencias presentan, en nuestro país, una imagen repetida: salas de espera a menudo colmadas por pacientes impacientados por tiempos de atención”, indicaron desde la agrupación que nuclea a más de 400 instituciones de salud privada y aclararon que este fenómeno “representa un problema en múltiples países” y no solo en Argentina.
En la investigación se mencionó que, entre los motivos por los que los pacientes acuden a las guardias, se encuentran “la accesibilidad a estos servicios, la disponibilidad rápida de métodos complementarios, la sugerencia del médico de cabecera y la dificultad en la atención primaria o en los consultorios externos”.
“Esto contribuye al congestionamiento, lo que se asocia a desenlaces no deseados para pacientes”, concluyó el informe y señaló, como ejemplo de estos desenlaces, el retraso en el inicio del tratamiento, la salida en contra de la recomendación médica o sin la evaluación completa y la insatisfacción y agotamiento del personal de dichas áreas.
La investigación, en la cual se midieron las consultas e ingresos a emergencias, al igual que la frecuencia, de adultos y pediátricas, fue realizada con una representación del 57% de centros de salud porteños, 18% del Conurbano y 25% de provincias.
“En los 90 días medidos, las instituciones atendieron 1.045.900 consultas en las áreas de emergencias. Un 52% de esas consultas se concentró entre las 14 y las 22 horas, predominando las de clínica médica, con un promedio de 69,5%”, detalló el informe.
Uno de los puntos más llamativos de la publicación es que en los centros donde se presentaron mediciones de grado de urgencia y severidad de cuadro clínico se vio “una franca polarización a las consultas de bajo riesgo, promediando un 84,5%. Un 12,9% fueron de riesgo intermedio, y solo un 2,6% de alto riesgo y peligro vital”.
“Es elocuente que un promedio de 84,5% de las consultas hayan sido de baja prioridad de atención, lo que no quiere decir que sean inadecuadas. La cuestión es: ¿Son de bajo riesgo adecuadas para una guardia médica o deberían contar los pacientes con opciones que representen mejor uso del tiempo y los recursos?”, reflexionaron los médicos involucrados en el estudio.
Al respecto, en el informe se reiteró que “los últimos años han mostrado un uso creciente de los servicios de emergencia para patologías que no revisten gravedad y que podrían ser atendidas en todo sistema prehospitalario, consultorios externos, centros de consulta de primer nivel o incluso por teleconsulta”.
En cuanto a los tiempos de espera en las guardias, se indicó que hay un “promedio de 40 minutos”, el cual aumenta a 101,9 minutos en los horarios vespertinos. Mientras que en lo que respecta a recursos médicos, se vio que en emergencias se emplea un promedio de 110 médicos por institución, acumulando unas 370.600 horas trabajadas.
Los autores del relevamiento señalaron que “entre los factores que modificaron este escenario aparecen la pauperización de los ingresos médicos por consulta, que hicieron insostenible la estructura de un consultorio particular, y la reciente retirada de profesionales de las cartillas”, motivo por el que los pacientes sustituyen las consultas de consultorio por visitas a las guardias.
Asimismo, también se mencionó el desinterés de los profesionales por el trabajo en áreas intensivas, la pérdida de competitividad de los ingresos médicos y la creciente agresión al personal de salud.